LOS FUNDADORES DE LA «MODERN DANCE» |
EN LOS ESTADOS UNIDOS |
SEGUNDA GENERACIÓN |
A. Generación histórica procedente del Denishawn
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Louis HORST.
Compositor, pianista acompañante en el Denishawn. Su descubrimiento de las cualidades excepcionales de Martha Graham. Louis Horst pedagogo. La enseñanza de sus principios: las distintas formas de danza. El fundador de la revista Dance Observer.
Louis HORST.
(Kansas City, Missouri, 12 de enéro de 1884 - Nueva York, 23 de enero 1964)
La influencia ejercida por Louis Horst sobre toda una generación de bailarines americanos fue considerable, a pesar de no ser ni bailarín ni coreógrafo.
En efecto, este pianista, al convertirse en acompañante del Deni-shawn, se familiariza con los problemas que se plantean a los estudiantes que desean expresarse por medio de la danza. Además, no tarda en establecer principios y organizarlos rápidamente como método de trabajo.
De sus observaciones deduce que es indispensable despertar la imaginación del futuro bailarín, que debe necesariamente tomar conciencia por sí mismo de una cierta percepción física de todas sus intenciones coreográficas.
En sus cursos, Louis Horst analiza la forma y el estilo de las danzas de la Edad Media y del Renacimiento, como, por ejemplo: el minuete la pavana, la courante, la zarabanda, el paspié, el pasacalle. Hace estudiar el espíritu que anima cada una de ellas, así como los ritmos de la medida y la sucesión de los temas. Pide luego al alumno que invente un movimiento y que lo organice dentro de la danza.
Louis Horst interviene entonces para criticar el trabajo presentado por el estudiante, obligándole de este modo a acostumbrarse a coordinar los móviles de su inspiración con los distintos estilos de danza puestos a su disposición mediante el estudio.
Los principios de Louis Horst están expuestos y desarrollados en dos obras: una, Pre- Classic Dance Forms (Formas de la danza preclásica) editada en 1937; y la otra, Modern Dance Forms (Formas de la danza moderna), editada en 1960. En esta última, Louis Horst analiza los elementos de la danza: el espacio, el ritmo y la contextura, y sus fuentes originales, que clasifica en primitivas, arcaicas y medievales. Estudia, además, las fuentes actuales que, en el hombre contemporáneo, encuentran su motivación a través de su introspección, de su cerebra-lismo, y, sobre todo, en el pensamiento que anima las grandes corrientes de su época.
Este pianista, compositor, escritor y profesor, estudia primero violín y piano en San Francisco (1893) y composición musical en Vie-na (1925). En 1915 se incorpora al Denishawn como acompañante de Ruth St.Denis (1915-1925). En el Denishawn descubre a la joven Martha Graham y la anima a emprender una carrera artística
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independiente. Aconseja también que hagan lo mismo a otros dos alumnos: Doris Humphrey y Charles Weidman. De 1926 a 1948, es el ayudante y confidente de Martha Graham, y compone para ella varias partituras, incluso, a veces, después de haber visto y apreciado el trabajo de la coreógrafa, como en el caso de Primitive Mysteries (Misterios primitivos), 1931, y Frontier (Frontera), 1935. Al mismo tiempo, colabora en calidad de acompañante o de director musical con muchos otros bailarines: Helen Tamiris, Doris Humphrey, Charles Weidman, Ruth Page, Doris Niles, Adolph Bolm, Harald Kreutzberg, Tilly Losch, Jean Bor-lin...
Pero se afirma sobre todo como profesor, enseñando las formas de danzas preclásicas y modernas en conferencias-demostraciones. Le encontramos en el Neighborhood Playhouse School of Theatre, en Nueva York (1928-1964); en el Sarah Lawrence College (1932-1940); en la Bennington School of Dance (1934-1942), donde imparte su magnífico curso de Music Composition for Dance (Composición musical para la danza). En febrero de 1934, Louis Horst funda Dance Observer, revista publicada bajo su dirección hasta enero de 1964. De 1938 a 1941, enseña composición en el Teachers College, Universidad de Columbia. En 1948, ejerce en el Connecticut College School of Dance; luego, en 1951, en la Juilliard School of Music-Dance de Nueva York; en ambos centros enseñará hasta su muerte.
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Martha GRAHAM.
Su vida, su obra.
Artista excepcional. Su paso por el Denishawn, donde se convierte en la protegida de Ted Shawn. Su relación amistosa con Louis Horst. Su colaboración en la Eastman School. Las influencias principales. El concierto histórico del 18 de abril de 1926. Su trío. Su grupo. Su compañía. Su carrera de bailarina, de coreógrafa y de pedagogo. Una obra monumental. La técnica Graham. La formación de una generación de bailarines- coreógrafos.
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Principales coreografías de Martha Graham.
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La estirpe Graham. Graham y sus colaboradores.
Las bailarinas: May O'Donnell - Pearl Lang - Yuriko - Helen McGehee -Ethel Winter - Mary Hinkson - Matt Turney - Linda Hodes - Phyllis Gu-telius - Takako Asakawa - Yuriko Kimura - Noemí Lapzeson.
Los bailarines: Robert Cohan - Stuart Hodes - Bertram Ross - Gene McDonald - Robert Powel - David Wood - Richard Gain - William Louther -Dudley Williams - Ross Parkes - David Hatch Walker.
5. Martha Graham en letter tho the world
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Martha GRAHAM.
(Pittsburg, Pennsylvania, 11 de mayo de 1894).
Martha Graham es uno de los más grandes creadores de nuestro tiempo. Es una artista excepcional, a la vez coreógrafa, bailarina, mujer de teatro, animadora y pedagoga. Sin su llegada al mundo de la coreografía, sería casi imposible considerar el arte de la danza bajo su aspecto contemporáneo. Sin su obra contundente y persuasiva, sería imposible imaginar qué dirección habría tomado la modern dance, porque nadie más que ella ha marcado tan fuertemente su evolución.
Martha Graham es pionera y apostol de la danza moderna. Su vida es un magnífico ejemplo de labor y de integridad artísticas. Graham da un impulso extraordinario a la danza y contribuye a la formación de toda una generación de bailarines que tomarán el relevo.
Martha Graham capta las múltiples fuentes en las que bebe el universo. Hace del cuerpo un instrumento que forja por sí misma, destinado a transmitir el mensaje que quiere dirigir a la sociedad de su época. Inventa una danza hecha de movimientos que no mienten jamás, y la ofrece a través de su fuerte personalidad teatral.
Martha Graham es un ser excepcionalmente dotado. Su inteligencia, sometida a las exigencias de la superación de sí misma por sí misma, le dicta los medios de inventar su propio lenguaje, este movimiento vigoroso que no conoce ni punto ni tiempos muertos. Recupera el movimiento de otras épocas, al cual restituye la energía secular. Su danza se convierte entonces en el medio de dirigirse a los hombres y de entablar diálogo con ellos, y entre ella y el mundo se establece un extraordinario lenguaje corporal.
Martha Graham es el mayor arquitecto de la modern dance, que nació con ella. Es la más terrible creadora de grandes papeles, el monstruo sagrado más auténtico del teatro de la danza que ha creado los dramas poéticos más importantes de nuestro tiempo. Su destino artístico es uno de los más conseguidos y quizá también el más generoso. Se ha dado sin reservas a la danza y se ha identificado con ella. El personaje cautivante y casi mágico que ofrece de sí misma nos fascina. En la historia de la danza, el nombre de Graham brilla en el frontis del templo de la modern dance, y ella es su diosa. Su personalidad será demasiado fuerte, excesivamente opresiva para formar discípulos. Todos sus colaboradores encontrarán a su lado razones para creer en el futuro de la modern dance, pero sólo unos cuantos, una vez separados de ella, emprenderán carrera de coreógrafos. Tomarán direcciones distintas, demasiado clarividentes para perseguir la utopía de perpetuar la obra de su maestro, una obra majestuosa, grandiosa, personal.
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Y así es como Martha Graham, coreógrafa y dramaturga, no habrá tenido discípulos; no obstante, será el verdadero maestro de varias generaciones de bailarines, el ejemplo a seguir, el corazón de un núcleo de impulsos, el alma de la danza.
En sus inicios, goza del beneficio de los valiosos consejos de Louis Horst, que la apoyará durante más de veinte años (1926-1948); en este hombre al que admira, encontrará, sobre todo, una comprensión que reforzará su confianza en sí misma.
Después de descubrir un vocabulario que se convertirá en el vocabulario de base de la modern dance, Martha Graham se lanza a la conquista de la vida y de la danza.
Merle Armitage dirá: «Martha Graham ha escogido su meta. Hay en ella algo de cruzado y algo de santo. Tiene una unidad en sus obje-jetivos y una dedicación que proceden de una integridad frenética.»
Esta elección la efectúa guiada por un instinto al que somete constantemente al poder de las fuerzas vivas de su autoridad, el rasgo más destacado de su personalidad.
Sabe lo que quiere. Guía su carrera artística con la maestría de los mejores dirigentes y alcanza cumbres hasta entonces inexploradas.
Su combate no va dirigido contra una forma de danza que ya existía. Sus descubrimientos son, debido a ello, aún más meritorios.
Martha Graham es una apasionada de la pintura. Admira a Picasso, se interesa por Kandinsky y descubre sus escritos sobre la pintura abstracta. Aprende que, tanto en la pintura como en la danza, la forma es un agente de transmisión esencial, el único susceptible de difundir y de comunicar la emoción.
Martha Graham sabe que debe encontrar una nueva forma de danza cuya estructura fundamental permita la conexión entre el bailarín y el público. Sabe que el cuerpo del bailarín debe ser el foco de donde emanará un flujo milagroso, el flujo que llegará a todos los hombres.
Martha Graham dirá: « (...) en la danza moderna, el movimiento no es producto de la invención, sino del descubrimiento y de lo que puede aportar a la expresión de la emoción». Añadirá que se necesitan diez años para formar a un bailarín.
Hay que inventar, pues, movimientos evocadores, pero hay que renunciar a toda idea de imitación. El artista debe encontrar el movimiento que impresione al público, el gesto que se integre a él y desencadene una sensación de participación directa en la acción, que motive su participación.
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A lo largo de su vida de creadora, Martha Graham encuentra las fuentes de su impulso en su experiencia como ser humano, en su propio universo interior, en el mundo secreto de sus pensamientos.
Como todos los grandes genios, el móvil fundamental de Martha Graham es la consecuencia de una indesarraigable convicción de sí misma, una especie de fe que ella misma disciplina antes de ofrecerla al público.
Martha Graham dice: « (...) el espectador debe darse cuenta de otra intención aparte de la perfección técnica, y la línea de dicha intención debe recorrer todo el cuerpo. En cada instante, debe producirse una concentración orientada hacia un objetivo. Esto sólo puede realizarse mediante la coordinación cuerpo-espíritu, el espíritu dominando todas las partes del cuerpo hasta que se produzca esta unidad que es la pasión. La actividad que se produce de esta manera constituye la danza. La organización de esta actividad constituye el arte de la danza».
Es evidente que Martha Graham crea la danza de nuestro siglo encontrando los medios para que la danza se identifique realmente con su época.
Entre los años 1930-1950, sus creaciones están motivadas por una necesidad imperiosa de expresarse, y traducen el temperamento de un ser apasionado, rebelde, lúcido y consciente de los problemas sociológicos.
La personalidad de Martha Graham la encontramos reflejada en la mayoría de sus obras, pero, para poder apreciar su verdadero interés, tenemos que examinarlas retrospectivamente, situarnos en el momento de su creación, porque muy a menudo la obra se inspiró en un acontecimiento que afecta a una determinada época.
La coreógrafa socióloga dejará paso a la coreógrafa trágica. Martha Graham fue la primera que trató la danza bajo forma abstracta, forma que abandona paulatinamente debido a la inspiración que orienta su trabajo hacia una total posesión de la escena teatral.
En sus coreografías sólo conserva los gestos esenciales, eliminando progresivamente todo gesto superfluo.
Busca también los medios de reducir las molestias impuestas a los bailarines. De modo que, para conseguir una ejecución más suelta de los gestos que innova, ella misma diseña los bocetos de los trajes, de líneas y formas más apropiadas a su danza. Estos nuevos trajes inspirarán a los modistas estilistas.
Dotada de una voluntad tenaz, Martha Graham añade a su extraordinaria lucidez excepcionales dotes de inteligencia que presiden su poder creador. Poder que subyuga y domina. Su danza se convierte así en un acto en favor de la vida, oscilando continuamente entre la creación y la destrucción, lo cual la lleva a manifestar «que para
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crear hace falta, primero, destruirse interiormente. Este despojarse de todo se repite a cada nueva obra, y alimenta una especie de vacío interior, "un estado de inocencia" de donde surge el acto creador, una capacidad de crecen).
La juventud de Martha Graham transcurre sin problemas, como la de una niña de la mejor sociedad provinciana americana. Es hija del doctor Graham, médico especialista en enfermedades mentales. Por sus orígenes, Martha Graham se sitúa en la rama de la décima generación americana de una familia de Nueva Inglaterra de ascendencia ho- landesa, escocesa e irlandesa de emigrantes a Estados Unidos.
Martha Graham pasa su infancia en Allegheny, donde vive rodeada de sus padres y de
sus dos hermanas: Mary, la segunda; y Georgia, la benjamina, que será también
bailarina.
Las tres hermanas Graham llevan una existencia extremadamente ordenada y
metódica, ya que el doctor George Greenfield Graham exige para sus hijas una
disciplina rigurosa y muy estricta.
En 1908, con su madre, Jane (llamada familiarmente Jenny) y su niñera Lizzie (Elisabeth Pandergast), una católica irlandesa, las niñas Graham se mudan a Santa Bárbara, California. La salud delicada de la segunda hija, que sufre violentas crisis de asma, hacen necesario el desplazamiento hacia una región de clima más clemente. Cuatro años más tarde, el doctor Graham se reunirá con su familia.
A su llegada a Santa Bárbara, Martha Graham tiene catorce años; para ella ha llegado el momento de empezar seriamente sus estudios.
La joven Martha está encantada en la maravillosa California. En Santa Bárbara descubre con delicia la benignidad de un clima semitro-pical, y esta región, nueva para ella, le revela indicios de las civilizaciones española y china, que hasta aquel entonces no conocía.
Así es como, en el umbral de su adolescencia, Martha Graham tiene la suerte de familiarizarse con las civilizaciones del este y el oeste de América, que marcarán profundamente la personalidad de la artista en que se convertirá más adelante.
De muy joven, Martha Graham es una niña apasionada por la literatura. Lee muchísimo, y en su época de estudiante en Santa Barbara High School, su profesora de inglés, Jane Byrd, la animará incluso a escribir.
Hay que destacar también que el descubrimiento del mundo animal le intriga enormemente, y que se interesa, en particular, por la manera de moverse de la mayoría de los animales. Pero tendrá que esperar hasta los diecisiete años para descubrir la danza.
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En 1911, en Los Angeles, Martha Graham asiste a su primer espectáculo de danza en compañía de su padre. Es una representación de Ruth St.Denis interpretando sus danzas inspiradas en la India: The Incensé, The Cobras, The Yogi, Kadha y su famosa danza Egypta.
Muy entusiasmada por Ruth St.Denis, Martha decide entonces que será bailarina. Más tarde manifestará: «Ruth St.Denis me ha abierto una puerta que yo he franqueado.»
En 1913, Martha Graham entra en la Cumnock School de Los Angeles. El sistema de enseñanza que se imparte en esta escuela tiene la particularidad de desarrollar la personalidad del alumno para el estudio de la danza y del teatro. Cuando Martha Graham estudia en la Cumnock, que frecuenta durante tres años, Ruth St.Denis es el ídolo de la mayoría de los alumnos.
Al final de su primer año de estudios, Martha Graham pierde a su padre, y este padre al que venera desaparece antes de haber visto bailar a su hija. Martha Graham lamentará toda su vida la muerte prematura de su padre, ya que está persuadida de que su padre, que se oponía a que sus hijas abrazaran carreras artísticas, la habría, no obstante, animado a proseguir su carrera de bailarina, y que incluso se habría mostrado muy satisfecho del trabajo y del resultado obtenidos por su hija mayor.
A fines de su segundo año de estudios en la Cumnock, abre sus puertas en Los Angeles, bajo la dirección de Ruth St. Denis y de Ted Shawn, la escuela del Denishawn.
Después de obtener su diploma de fin de estudios en la Cumnock en 1916, Martha Graham decide seguir los cursos del Denishawn.
Tiene entonces veintidós años. Primero, estudia con Ruth St.Denis, pero esta última, persuadida de que le es imposible dispensar su enseñanza a su nueva alumna, pide a Ted Shawn que la acepte en su clase. Ted Shawn la admite; no tarda en descubrir la personalidad prometedora de Graham y en darse cuenta de las excepcionales aptitudes para la danza de su nueva alumna.
Ted Shawn promete entonces a Martha Graham otorgarle sin restricción toda su dedicación y ayuda, si ella, por su parte, está realmente decidida a consagrarse por completo a la danza. El maestro y la alumna se ponen de acuerdo sobre este principio, y tres años después, en 1919, Martha Graham se convierte en ayudante en el Denishawn.
En sus inicios, Martha Graham enseña más que baila. Pero, a partir de 1920, Ted Shawn decide explotar seriamente el talento de su protegida. La invita a participar en varias giras, en el curso de las cuales Martha Graham interpreta, sobre todo, composiciones de Ted Shawn, como Serenata morisca, Malagueña, Moon of Lave (Luna de amor), Lantern Dance (Danza de la linterna) y el principal papel femenino del ballet azteca Xóchitl (1921).
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Durante estas giras, Martha Graham traba relaciones de amistad con Louis Horst, el director musical del grupo, que ejercerá sobre ella una gran influencia. Este la anima a emprender una carrera independiente, pero, sobre todo, se convierte en el compañero que Martha anhela para sí. Louis Horst, que le lleva diez años, es el hombre maduro y altamente calificado que ella busca para que la apoye y la anime en la carrera artística que desea emprender.
En 1923, después de una colaboración de más de seis años, Martha Graham deja el Denishawn.
Se va a Nueva York para bailar en las Greenwich Village Follies y en el Eastman Theater. Es entonces cuando se fija en ella Rouben Mamoulian, un rico industrial ruso armenio, que aprecia la intensidad dramática de su interpretación, y un tiempo después le propone que enseñe danza en la Anderson-Milton School, y en la escuela de danza y arte dramático que él tiene la intención de abrir.
Es un período de transición para Martha Graham. Ahora siente, de un modo cada vez más evidente, la necesidad que se le impone de encontrar su modo de expresión personal, y sabe que debe liberarse rápidamente de las influencias recibidas en el Denishawn. No obstante, en el transcurso de los seis años pasados en el Denishawn, ha aprendido las bases esenciales de la danza, que repercutirán en sus posteriores trabajos. Al lado de Ted Shawn, extraerá los materiales de sus primeras composiciones. En cambio, se rebelará contra las danzas exóticas y las visualizaciones musicales que estaba obligada a interpretar en el Denishawn.
Ha llegado, pues, el momento de que Graham experimente los esbozos de sus ensayos personales y de comprometerse libremente. Sin dudarlo, acepta la oferta de Mamoulian. Eastman School of Music en Rochester
En este momento crucial de su existencia, Martha Graham sabe que el único medio a su disposición de alcanzar la meta que se ha fijado, la de crear «su» danza, depende de las cualidades de su expresión corporal. Sabe que es absolutamente indispensable que encuentre en sí misma el idioma que deberá expresar su individualidad. Sabe también que debe rechazar las influencias de un cierto romanticismo heredado del Denishawn, y que, esencialmente, la danza debe integrarse a su época; siendo su cuerpo el único vehículo de dicha transmisión.
Durante dos años de experimentación en la Eastman School en Rochester (1926-1927), Martha Graham encuentra las bases de su danza. A lo largo de su enseñanza ya aconsejaba a sus alumnos proyectarse más allá del perímetro alcanzado por el desarrollo de sus cuerpos; les recomienda prolongar la expresión gestual de los brazos hasta su extremidad y experimentar con ellos los ejercicios de contracción y de distensión muscular.
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Comparte sus ideas personales con sus alumnos, aconsejándoles que practiquen la danza como una forma de arte, y no como una diversión, que es lo que pasaba en las revistas, tan a la moda en aquella época.
Sus cursos de danza son muy vitales y constantemente enriquecidos con nuevos descubrimientos.
Los dos años pasados en la Eastman School marcan la ruptura definitiva de Graham con el espíritu del Denishawn. Es, para ella, un período muy enriquecedor, durante el cual tiene ocasión de experimentar sus primeros bosquejos.
Principales influencias
Durante esta etapa de transición, a la vez que de rechazo, de observación, de reflexión y de cristalización, Martha Graham está muy atenta a los experimentos de los demás artistas.
Sufre dos influencias importantes.
Primero, descubre la danza expresionista de la cual Mary Wigman es la gran consejera en Europa central. No ha visto bailar a Wigman, pero ha podido consultar los libros y fotografías que Louis Horst había traído de Alemania. Martha Graham se fija, sobre todo, en los sobrios trajes que lleva Mary Wigman y retiene el hecho de que la bailarina utiliza música de percusión como acompañmiento de sus danzas.
Martha Graham está muy interesada en todo lo que puede aprender, porque sabe por experiencia propia que para llamar la atención de un nuevo público, debe sorprender con nuevos medios, a fin de despertar el deseo de curiosidad de este público e incitarlo a la reflexión.
Martha Graham es testimonio de un experimento que tendrá una profunda repercusión en la orientación de sus investigaciones técnicas. En efecto, asiste a una demostración que la bailarina Ronny Jo-hansson da en el Studio de Ted Shawn, e inmediatamente queda impresionada por su utilización del suelo.
Martha Graham se fija, especialmente, en que Johansson se sienta en el suelo para impartir sus lecciones. Ruth St.Denis ha utilizado también esta posición, pero Ronny Johansson fue la primera que atrajo la atención de Graham en consideración al resultado obtenido sobre sus alumnos por esta profesora.
Esta demostración prueba a Graham que en posición sentada el bailarín puede controlar perfectamente todos los músculos del torso, y que después de efectuar una serie de ejercicios en esta posición inicial, la lección puede continuarse perfectamente de pie.
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Graham no tarda en adoptar este método de trabajo que, en adelante, tendrá una gran influencia sobre el desarrollo de su propio estilo de danza. En efecto, Martha Graham se persuade rápidamente de que, una vez adquirido el dominio del torso, el alumno puede resolver todos los problemas de equilibrio, y la espalda y la pelvis se convierten entonces en las dos fuentes de energía principales del bailarín.
Al mismo tiempo que se interesa en la práctica de este principio, Martha Graham estudia también los diversos efectos producidos por la práctica de saltos distintos.
Durante su período de pruebas, Martha Graham sólo tiene una ambición: desarrollar su vocabulario. Está preocupada esencialmente en problemas de técnica, porque está persuadida de que el valor de su mensaje y todo el interés de su porvenir coreográfico, están ligados a la invención de su propia técnica. Durante esta fase de búsquedas, sólo se rodea de bailarinas y busca exclusivamente la colaboración de mujeres jóvenes, a excepción, no obstante, de Louis Horst, su fiel amigo y consejero.
El 18 de abril de 1926. El nacimiento de la modern dance. El trío de Martha Graham.
En 1926, Martha Graham presenta sus primeros trabajos. Primero baila con su trío, que reúne a las bailarinas Betty MacDonald, Evelyn Sabin y Thelma Biracree. Durante el recital del 18 de abril de 1926 (que será una fecha importante en la historia de la danza moderna), ofrecido en el teatro de la calle 48 de Nueva York, Martha Graham presenta una serie de composiciones cortas interpretadas por su trío y algunos solos que ella misma ejecuta.
En noviembre del mismo año, en el Klaw Theater de Nueva York, crea Three Poems of
the East {Tres poemas del Este), siguiendo una partitura escrita en su honor por Louis
Horst.
En lo sucesivo, podemos afirmar que Martha Graham ha encontrado una nueva vía al
margen de los senderos del Denishawn.
Progresivamente, Martha Graham enriquece el lenguaje de su danza y a lo largo de los dos años siguientes, constatamos una evolución manifiesta, especialmente en Revolt {Revuelta), (m: A. Honnegger),1927, que marca una auténtica ruptura con el pasado. Martha Graham ha encontrado definitivamente la verdadera motivación de su danza.
Sus primeros solos son actos de protesta que a Martha Graham inspira la condición social del mundo que descubre. La afecta sobre todo la intolerancia que anima a los hombres, entonces compone, en 1928, Immigrant {Emigrante), (m: J. Slavenski) y Poems of 1917 {Poemas de 1917); en 1929, Vision of the Apocalypse {Visión del Apocalipsis) y Four Insincerities {Cuatro insinceridades) (m: S. Prokofiev); y en 1930, Lamentation {Lamentación) (m: Z. Kodaly). Pero, a partir del 14 de abril de 1929, presenta su primera composición de grupo con Heretic {Herética).
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Todas estas creaciones se presentan bajo una forma distinta de aquellas a las cuales el público está acostumbrado. Es entonces cuando, para distinguirlas de las precedentes, se empieza a calificar de mo-dern dance esta nueva forma de danza.
En el Denishawn no se hacía modern dance. La modern dance será la obra de la generación procedente directamente del Denishawn, una generación de bailarines calificados en adelante de generación histórica o heroica, a la cual pertenecen Martha Graham, Doris Humphrey y Charles Weidman.
La modern dance se convierte en la única y exclusiva forma de danza del siglo XX, una danza americana y seria, y Martha Graham se coloca la primera en el frontis de este edificio, al cual se acuerda en aquel entonces denominar modern dance.
Al destruir el lado dulzón de la danza que existía antes de 1926, Martha Graham se impone como el mayor inventor —del tema— de su tiempo. Su instinto, servido por la calidad excepcional de su inteligencia y de su carácter, le dicta el gesto de su época, un gesto poderoso y significativo, que, según las palabras de la misma Martha Graham, no miente nunca.
A Martha Graham le ha llegado la hora de tener un verdadero grupo de bailarinas. Funda entonces su Dance Group, con el cual trabajará hasta 1938.
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